lunes, 28 de septiembre de 2009

La NASA detecta agua en la superficie de la luna

La superficie de la Luna, que hasta ahora se consideraba un cuerpo totalmente árido, en realidad contiene finas capas de agua. Éste es el sorprendente hallazgo que acaba de revelar un estudio, difundido hoy por la revista Science, basado en observaciones de instrumentos de la NASA a bordo de la sonda india Chandrayaan-1. Aunque la cantidad de agua encontrada es escasa, el hallazgo podría ser útil en caso de nuevos viajes tripulados a la Luna.
Hace 40 años, cuando los astronautas de las misiones Apolo de la NASA trajeron piedras lunares, las pusieron en cajas que tenían filtraciones. Esto llevó a los científicos a creer que el aire terrestre había contaminado los contenedores y a descartar la idea de que pudiera haber agua en el satélite natural.
Sin embargo, Larry Taylor, de la Universidad de Tennessee, señala en el estudio que las últimas pruebas y experimentos científicos han indicado que esa suposición era errónea. "Si tienes un metro cúbico de suelo lunar y pudieses estrujarlo obtendrías un litro de agua", asegura el investigador.
"Nos equivocamos. Como había filtraciones en los contenedores supusimos que el agua provenía del aire terrestre", explica. Taylor y su equipo científico usaron un instrumento de la NASA montado en la nave india para analizar la luz que refleja la superficie lunar con el fin de determinar sus materiales.



Interacción de moléculas

Ese instrumento detectó longitudes de onda que indicarían un enlace químico entre dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno para formar la molécula de agua (H20). Según el estudio, en la Luna existirían dos tipos de agua: exógeno, proveniente de objetos externos como meteoritos o cometas que han hecho impacto en la superficie, o endógena, es decir, proveniente de su interior.
"Cuando decimos que hay agua en la Luna, no hablamos de lagos y océanos, ni siquiera de charcos. Agua en la luna significa moléculas de agua e hidróxilo (hidrógeno y oxígeno) que interactúan con moléculas de polvo y roca específicamente en las capas superiores de la superficie", explica Carle Pieters, de la Universidad de Brown.
Taylor y su equipo científico señalan que es muy posible que el agua que se ha detectado en la Luna tenga su origen en la interacción del suelo lunar con vientos solares, cadenas de partículas que constantemente llegan desde el Sol. La radiación espacial inicia una reacción química en la que los átomos de oxígeno del suelo adquieren un núcleo de hidrógeno para crear moléculas de agua y moléculas simples de hidrógeno y oxígeno (OH).
La presencia de agua en la Luna podría facilitar la creación de una base en el satélite terrestre, sobre todo si los astronautas pudieran extraerla calentando la superficie. Además, también podría servir como fuente de oxígeno para obtener aire respirable.

Hallazgo en el planeta rojo

Además, en otra investigación que también ha difundido hoy la NASA, se han encontrado nuevos indicios de agua en Marte. Los instrumentos y cámaras de la sonda Mars Reconnaissance Orbiter (MRO) indican que en cráteres de meteoritos entre el polo norte y el ecuador marciano podría haber bajo su superficie agua que es en un 99% pura, señaló uno de los estudios.
"Sabíamos que había agua bajo la superficie en las latitudes altas de Marte, pero ésta se extiende mucho más cerca del ecuador que lo que se creía", indicó Shane Byrne, científico de la Universidad de Arizona.
Byrne, encargado de la cámara de alta resolución instalada en MRO, indicó que "el otro descubrimiento sorprendente es la pureza del hielo expuesto en los cráteres causados por el impacto de los meteoritos".
El científico explicó que debido a que el agua se acumula bajo la superficie se pensó que ésta sería una mezcla de polvo y líquido. "Pero pudimos determinar, dado el tiempo que tardó el hielo en desaparecer, que la mezcla es de un 1% de polvo y un 99% de hielo", indicó.

jueves, 24 de septiembre de 2009

NUEVAS ESPERANZAS PARA EL DIÁGOLO FRENTE AL CAMBIO CLIMÁTICO

Fuentes de la Casa Blanca han informado que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quiere conseguir un acuerdo global con los líderes del G-20 para dejar de producir carburantes fósiles. Según el consejero de seguridad nacional, Michael Froman, el mandatario estadounidense quiere cortar los subsidios a este tipo de carburantes, ya que las energías fósiles son culpables del efecto invernadero.
Obama pedirá una cooperación conjunta con las potencias mundiales y dirá que EE UU no puede afrontar los problemas mundiales solo. "Estamos trabajando con el resto de socios del G-20 para alcanzar un acuerdo que supondría una significante contribución en esa dirección", ha dicho Froman. Hasta ahora, las estrategias de China y EE UU, los dos principales emisores de CO2 del mundo, han quedado en meras palabras y buenas intenciones.
Por su parte, el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, recordó ayer a todos la necesidad de reducir la emisión de gases contaminantes sin mirar al de al lado. El papel de EE UU es crucial en tanto es la mayor potencia económica y líder de Occidente además del único que conserva cierta capacidad de influir en China.
Obama se dirigirá por primera vez hoy a los 120 dirigentes de los países que constituyen la Asamblea General de Naciones Unidas. Está previsto que el nuevo presidente de EE UU ofrezca una cambio de perspectiva y de talante con respecto a la anterior Administración de George W. Bush.
La crisis también presente

Los líderes del G-20, que reúne a las primeras economías del mundo y a los principales países emergentes, se darán cita por tercera vez desde mañana y hasta el viernes en la ciudad estadounidense de Pittsburgh (Pensilvania) para coordinar además cuándo abandonar las medidas anticrisis que adoptaron hace meses, una vez que están apareciendo los primeros síntomas de recuperación.
Los jefes de Estado y de Gobierno del G-20, que representan al 85% de la economía mundial, decidirán previsiblemente seguir manteniendo las medidas de apoyo públicas al sector financiero adoptadas para afrontar la crisis, sin descartar que se vaya preparando la salida de la crisis y la retirada progresiva de esos estímulos, según fuentes gubernamentales españolas.

La Comisión Europea ha presentado hoy la propuesta con la que acudirá a la cumbre de Pittsburgh para reforzar el control del sistema financiero y en la que, como ya se preveía, aboga por crear tres instituciones de supervisión (bancaria, bursátil y de seguros) sin repercusión presupuestaria en los países miembros.
Los grandes emisores

- EE UU. Obama no es Bush pero Estados Unidos sigue siendo Estados Unidos, el país con mayores emisiones por habitante (el doble que la UE). La inercia de que la lucha contra el cambio climático hundirá su estilo de vida y la economía sigue arraigada. La Administración de Obama ha aprobado una ley para reducir las emisiones en un 17% en 2020 respecto a 2005. Mucho o poco, según se mire. Es una reducción similar a la que propone la UE pero a la vez supone sólo volver a los niveles de 1990. La diferencia está en que la UE ya ha hecho parte del trabajo y ha reducido sus emisiones un 2,7%, mientras EE UU las ha aumentado un 18%. El proyecto legislativo de Obama sigue atascado en el Senado y no estará a tiempo para la cumbre de Copenhague de diciembre. Y sin compromiso concreto por parte de EE UU, la cumbre pinta mal.

- China. El gigante es el mayor emisor del mundo, ya por delante de Estados Unidos. Pero la estadística -como todas- tiene trampa. Un chino sólo emite cinco toneladas de CO2 al año de media (por 20 de un ciudadano de EE UU y 10 de un europeo). Además, si se toman las emisiones históricas (las que desde la revolución industrial han causado el problema) China estaría aún muy lejos. Aún así China es consciente de la gravedad de la situación y vive con angustia los problemas de escasez de agua que le auguran los científicos; ahorrar energía reduciría su problema de salud pública por la contaminación en las ciudades, y la inversión en tecnología verde lanzaría aún más su ya potente industria de renovables, especialmente la fotovoltaica. Por eso acepta contener sus emisiones (no reducirlas) a cambio de ayudas multimillonarias. India, Brasil o México muestran posturas similares. Contener las emisiones sí, pero de forma voluntaria y siempre a cambio de ayudas y de que los países ricos acometan una fuerte reducción de emisiones.

- UE. La Unión Europea ha encontrado en la lucha contra el cambio climático una posición en el mundo, una forma de liderar una negociación mundial sin necesidad de poner soldados y que le permite, a la vez, reducir su dependencia energética. Por eso en Bali, en 2007, anunció de forma unilateral su plan para reducir las emisiones un 20% en 2020 con respecto a 1990 y anticipó también que en Copenhague aceptaría hasta el 30% si había un acuerdo internacional. Conservadores y progresistas, en Europa apenas hay división. Queda el checo Vaclac Klaus (al que Aznar presenta sus libros en los que niega el cambio climático) está en contra. Por eso Bruselas anda exasperada con el retraso de la Ley de Obama y prepara un plan B. Ya ha anunciado que si en Copenhague no hay acuerdo otorgará derechos de emisión gratis a buena parte de su industria pesada para evitar deslocalizaciones (fugas de carbono, en la jerga).

- Japón. Buenas noticias para el pacto por el clima. En los últimos dos años Japón y Australia han cambiado de Gobierno y han pasado de torpedear las cumbres a presentar ambiciosos planes de recorte de emisiones.